EL PUENTE DE BARCAS

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viernes, 19 de noviembre de 2010

AQUELLA MUJER Y MI VIRGEN DE LAS LÁGRIMAS...



Lo que os voy a contar es verídico. Pasó una mañana que paseaba con un amigo por el centro de Sevilla, aquella mañana amaneció soleada y radiante como los días de primavera que adornan los bellos paisajes y las viejas casas de las ciudades.
A veces me suele pasar, me gusta andar por los viejos rincones de Sevilla, visitar las iglesias donde tiene siempre su sentido en entender su historia y los momentos vividos en cada ocasión...

Cada detalle de una calle, su lienzo más detallista, hacer realidad la imagen majestuosa que los artistas pretendían dar de sí mismos, las estatuas colosales que te fascinan en una plaza...

Aquel día decidí entrar a ver a mi Virgen de las Lágrimas, pero primero pasé por San Andrés y cuando decidí cruzar una calle estrecha que desembocaba antes de llegar a la plaza me fijé en una mujer de abansada edad que empujaba un gran carro lleno de pertencias viejas, aquella mujer tenía los ojos tristes, apenas se mantenía en pie.

Yo la miré y sentí dolor tras cruzarnos las miradas, la mujer se paró y se acercó hasta tenerla junto a mi, se abrazó llorando, sus palabras corrompía un llanto de dolor y sufrimiento, se sentía desolada y triste, sin apenas ganas de vivir más la vida que llevaba, yo no pude aguantarme, la abracé de corazón porque sabía que su soledad demandaba algo de cariño, mis lágrimas traspasaron mi ventana del dolor, la verdad es que no entendía el porque de estas cosas que pasan muchas veces y pasan y ya está, yo sin más acompañé a aquella mujer a comer algo e intentar que se le pasara un poco aquel momento de amargura. La escuché, le presté atención a lo que me contaba, el camino que la llevó a no tener nada en esta vida.

Aquel día aprendí a darle más sentido e importancia a las pequeñas cosas.
Los rezos de aquel día fueron a mi Virgen de las Lágrimas para ella, ojalá pudiera encontrar aquella mujer un poco más de bien estar con aquello que añoraba y echaba de menos día tras día, sus hijos no estaban con ella, debido a su adicción a la bebida
Nunca más supe más de aquella mujer...

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