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sábado, 25 de junio de 2011

EL TROVADOR DE SEVILLA...INMEMORABLE PERSONAJE DE LA SEVILLA COFRADIERA...(archivo:elartedevivirelflamenco)


FRANCISCO DE ASIS PALACIOS ORTEGA, cantaor payo, más conocido con el nombre artístico de EL PALI, apodo que se debe, a que de joven era delgado como un "palillo", nace en calle Güines, num., 6 bajo, del barrio sevillano de La Casa de la Moneda, el día 22 de Mayo del año 1.928. Y muere en Sevilla en el año de 1988. Su Sevilla prefiere llamarlo con el sobrenombre de "El Trovador de Sevilla". Hijo de José Palacios Percio (trianero) del popular Corral de la Cerca-Hermosa, y Magdalena Ortega Miró (macarena) pariente de la saga de los Gallos (toreros). El Pali fue bautizado en la Parroquia del Sagrario de la Catedral Hispalense. Estudia entre otros en el Colegio San Diego ubicado en el Barrio de Santa Cruz. En su manera de ser y ver la vida influye, su profesor y director de dicho centro, D. Carlos Alonso Chaparro. Gran estudiante sobresaliendo sobre todo en dibujo, a pesar de la miopía que padecía desde pequeño. Hace su primera Comunión a los nueve años en la Parroquia de Santa Cruz, cantando por primera vez en público imitando al Maestro Juanito Valderrama.

El pali no tiene nada que ver con la imagen con que es identificado en las fotografías de sus discos, ya que el Pali con el tiempo engordó muchísimo, y tenía que paliar su miopía con unas gafas cuyos cristales de aumento eran de los conocidos como "culo de botella". Su gordura y sus gafas le otorgaban ese aspecto peculiar con el que los sevillanos lo recuerdan, ya que desapareció en 1988, siendo enterrado tal y como dejó dicho en una de sus sevillanas "Con mi bandera de España". Aficionado desde muy joven al cante flamenco, no tuvo suerte en esta disciplina. Por el contrario, en la década de 1970 graba su primer disco de sevillanas, arte en el cual si se convertiría en todo un mito. El Pali es conocido también como el trovador de Sevilla, sobrenombre acuñado por ser tema central de muchas de sus sevillanas las tradiciones del pueblo que le vio nacer, tradiciones que él conoció, y que viéndolas desaparecidas, quiso glosar en sus letras para legárselas a los sevillanos que le conocieron y a las generaciones futuras, que sin duda conocerán su voz. Las sevillanas de El Pali eran auténticas semblanzas costumbristas, y su peculiarísima voz le hizo entrar por derecho propio entre los grandes del cante por sevillanas, lugar en el que figurará para la historia.

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