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miércoles, 23 de marzo de 2011

TERTULIA COFRADE ALBORES...MÁS QUE UN SENTIMIENTO (fotos:Albores/texto:ABC 09/03/ 2011)







La Semana Santa en Sevilla es algo más que la conmemoración anual de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Trasciende a límites que alcanzan lo pasional.

Hace que muchos sevillanos vivan cada día del año su particular Semana Santa, sea dentro de la vida de hermandad o fuera de ella. Y es en este punto, fuera de los muros de una parroquia o de una casa hermandad, en cualquier rincón de la ciudad, ya sea, taberna, garaje o local, donde la actividad cofrade no descansa. Exposiciones, conciertos, conferencias, carteles o simplemente reuniones de amigos, son parte de la vida cofrade de la ciudad los 365 días del año.

En la barriada del Retiro Obrero, en la esquina que une la calle Providencia con la calle Palma del Río, en una pequeña taberna, Albores. Se reúnen semanalmente, gracias a la amabilidad y la pasión por las cofradías de su propietario, Juan Morales, un amplio grupo de amigos que allá por el año 90 fundaron la Tertulia Cofrade Albores. Una Tertulia que nace con el fin de formalizar «esos pequeños coloquios que surgían en la taberna», según cuenta el secretario de la tertulia, José Manuel Betanzos. El Silencio, La Macarena, El Gran Poder, Los Servitas, La Amargura…Muchas hermandades representadas con un mismo nexo de unión, la amistad y las cofradías. Un tándem que ha hecho que sus miembros «le dieran forma hace más de veinte años» a un extenso programa de actividades y, en definitiva, a una vida de tertulia y de hermandad.

Puede que lo que más resuene de esta Tertulia sea el cartel Albores. Este año, el autor y ganador del concurso del mismo, Manuel Agüera Ostos, hace protagonista a la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Salud de la Hermandad de los Gitanos. El presidente de la Tertulia, José Ignacio Cabeza, cuenta que la idea de hacer el concurso surgió «gracias a la afición por la fotografía que había y hay en la Tertulia». Confiesa que la elección fue compleja, pues «este año han sido unas 280 fotografías las que hemos recibido». La nota curiosa del cartel es «el misticismo» con el que realizan la selección de los finalistas, puesto que el único foco de luz que hay en la taberna es una pequeña llama que surge de una vela granate.

Entre concierto de bandas, el famoso bacalao con tomate del Sábado de Pasión y un sinfín de actividades, sorprende la naturaleza de una: el Nazareno Albores. Un reconocimiento que nace en el año 1991 con el propósito de «otorgar a alguna persona o entidad que trabaja por el mundo de las cofradías una distinción y se pensó en darle la enseña de la Tertulia, un nazareno». Varias y de diversa índole han sido las personalidades o entidades galardonas pero quizás, por su labor social, destaquen el Programa de Acogida de Niños Bielorrusos, que organiza la Confederación San Cirilo, o el Centro de Estimulación Precoz de la Hermandad del Buen fin, gesto que manifiesta el lado humano de la Tertulia y por el que amigos de ésta, como Antonio Castrillo, «hacen tirar hacia delante».

Esta cara, la más solidaria y humana, es la que hace que muchos de los contertulios, como es el caso de José Luis Lechuga, interpreten la actividad y las vivencias con la Tertulia Cofrade Albores como «un sentimiento».

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