




La locura desató aquella estancia en Londres de tres costaleros de San Gonzalo, dos del Misterio y uno del Palio. La llegada de Javilin y de un servidor al Big Ben fue apoteóxica, los Londinenses nunca habían visto aquellos izquierdos pioneros en su ciudad natal, yo desde la bahía de Triana les invito a un Lunes Santo ver por sus propios ojos como bota el Puente de Triana cuando 45 hombres tiran pa'rriba en el medio del puente de mis sueños...¡el puente de Triana!; ¡¡que tiemble el puente Manueeee!!.
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