Nos remontamos a los tiempos de fatigitas debajo de los pasos. Aquellos hombres del Tarila, aquellos hombres de Rafael Franco, aquellos hombres de Rafael Ariza"el Viejo", aquellos hombres de Bejarano, aquellos hombres de Antonio Villanueva, aquellos hombres del Fatiga, aquellos hombres de Manolo Santiago...
Por ellos, por aquellos hombres de la Sevilla de color de sepia, siempre tienen que ir todas las manos que demos debajo de los pasos. Porque la riqueza del costalero esta en la HUMILDAD.
Hoy, puede ser el día en que paremos el tiempo por un instante, y recordemos que en las cofradías nunca se puede perder el respeto, la generosidad con los demás, el cariño entre nosotros y por supuesto echándole los cojones suficientes a esta vida moderna envuelta en llamas algunas veces. Fijaros en lo de Marta, ahí esta la prueba.
Podemos pararnos por un momento, cerrar los ojos e imagináros por un instante aquella Sevilla que alguna vez nos han contado los mayores. Aquellos hombres que pasaban fatigita en sus casas, no tenía na los pobres aquellos costaleros de antaño.
Ahora más que nunca estoy debajo del paso, mis ojos se empañan de lágrimas por ellos, porque así lo estoy sintiendo, porque así lo estoy viviendo, porque ellos desde el cielo lo están viendo. En ese balcón del cielo están disfrutando de vernos apretar los dientes, de como nos entra ese pellizco de dolor mezclado de ternura, amor y oficio. Ellos dicen que somos sus ángeles, que jamás podrán olvidar estas chicotás de ensueños donde estamos cerrando los ojos y nos estamos acordando ahora de ellos.
Sigue andando amigo mio, porque desde el cielo se esta viendo como se pasea un paso en Sevilla. Quizás este hablando desde mi alma, puede ser seguramente... porque no dejo de oler azahar por todas partes.
Gracias por ser y haber sido nuestro espejo y nuestra cuna de esto que se vive debajo de un faldón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario