Contigo mi cintura era firme y mis piernas eran como hierros.
... Y el tiempo pasa, al mismo tiempo que todavía siguen llorando las trabajaderas de las Cofradías de Sevilla.
Tu último sueño: Estaba yo en mi casa, me encontraba muy débil de salud, pero al oír la voz de mi Capataz y de mis compañeros de trabajo de mis Cofradías, me pude incorporar desde mi cama para abrazarlos. Todavía tuve fuerzas, me apreté la faja de mi alma y me ajusté bien la ropa, fue mi última chicotá, pero pasé la última hora final de mi vida, hablando amigos mios de Cofradías.
Cuando me he puesto a escribir este humilde texto en forma de parihuela de Cristo, me he acordado de muchas anécdotas y vivencias abajo y fuera del faldón, he añorado muchas cosas de aquellos tiempos de calle Feria, pero sabes que amigo mio. ¿ Que mejores memorias hay en la vida que el recuerdo de un amigo costalero?.
Te acuerdas de lo que nos decía nuestro Maestro Rafael Diaz Palacios, porque ustedes sois los verdaderos Angelitos de Dios.
Tu eres ese Ángel que nos ilumina cada día.
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