Voy cruzando un camino lleno de alfareros y marchantes, la capillita del Carmen junto a la niña que dice llamarse Isabel pero todos llamamos Triana. Me he encontrado un gitano de la Cava cerca de una taberna, una taberna donde el vino y el anís se demanda por los barqueros y trabajadores del muelle a las horas previas antes de meter mano al trabajo, cerquita de aquella torre donde guardaban oro.
Aquellos capataces que salieron de muelle... aquellas cuadrillas antiguas señaladas en las paginas de la historia de Sevilla, aquellos costaleros que nacieron en un país con muchas limitaciones pero a la vez estaban lleno de tanto entusiasmo.
¿Había muchas necesidades?... Pues seguramente pero existía la generosidad, la unión, el compañerismo que a veces nos falta para no ser otro "esmayáo" más de esta aristocracia que en muchos momentos nos abundan su ausencia.
Soberano es la palabra que estaba buscando yo hace unos años y por fin he encontrado en mis búsquedas.
Recuerdo aquella letra que a mi me enamoró... decía el Pali.
Sevilla tuvo una niña
y le pusieron Triana;
la bautizaron en el río
los gitanos de la Cava.
Pues son tantas anécdotas y tantas historias que tiene este puente que el mejor homenaje que le podemos dar es seguir cruzándolo con "los fardones remangáo o con las persianas parriba".
EL PUENTE DE TRIANA, SE VISTE DE LUCES, PARA QUE CIENTOS DE PERSONAS DISFRUTEN, EN LAS MÁGICAS NOCHES DE LA SEMANA SANTA DE SEVILLA... CON UNOS DESTELLOS DE ARTE DE SUS CUADRILLAS TRIANERAS... EGO SUM.
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