








Es el Cristo de mi madre, el que le saca el pellizco que lleva en sus adentros, vá por ti madre. Aquellos tiempos en San Roman... por Placentines, cuesta el Bacalao y Francos.
Son tantos momentos y tantos destellos de luz que componen todo lo que rodea a esta imagen del hijo de Dios, que hace al señor de la Salud sorprendentemente especial.
El Señor de la Salud es sin lugar a dudas una imagen preciosa, su talla me encanta.
La hermandad la fundaron unos pocos de Gitanos en 1753, a continuación tengo entendido que salió por primera vez dede el convento de Nuestra Señora del Pópulo.
Tras pasar unos cuantos años y muy difíciles para las cofradías de la ciudad ocurren historias que te quedas impresionado con las historias de nuestra ciudad. Nuestra corporación pierde pasos, enseres y cae en una cierta postración.
A mediados de la segunda década del siglo XIX los cofrades que aún quedan reorganizan la corporación y en 1816, ya en el trono de España el rey Fernando VII, la Hermandad presenta nuevas Reglas para su aprobación. Constan de 19 capítulos y se aprueban en el Consejo de Castilla en 1918. Más adelante tras quitarles a lo Curas el convento y combertirlo en una cárcel publica, no tienen más remedio que trasladarla a San Esteban.
En el año de 1860 la Hermandad se traslada a la Iglesia Parroquial de San Nicolás de Bari... pero no pueden salir de estación de Penitencia porque los pasos no cabían por la puerta y entonces deciden buscar otro templo... San Roman.
Tuvieron que pasar 11 años para poder salir, madrugada de 1891, ya llevaban en total 50 años.
Pasaron los años y llegó el día trágico como a muchas más Hermandades, 1936 año en que estalla la guerra civil y queman muchas iglesias en Sevilla, en San Roman también, siendo quemadas las imagenes titulares.
Una vez más los hermanos tuvieron que remontar con todas sus fuerzas, se trasladan a Santa Catalina y encargan nuevas imagenes, que la hiso el escultor Fernández Andes.
Pasan los años y desde San Roman, por fin en los años 97, 98 y 99 están marcados por los trabajos de restauración de la Iglesia del antiguo Convento del Valle, que estaba en ruinas y sin techo. Con la ayuda de Cayetana de Alba y el trabajo denodado de muchos hermanos el nuevo templo va tomando forma poco a poco hasta llegar a su fin.
Sencillamente es digno de admirar todo el cracrificio que ha pasado esta Hermandad y llegar a conseguir lo que hoy en día tiene. Para quitarse el sombrero.
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