EL PUENTE DE BARCAS

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viernes, 1 de junio de 2012

SENTADO EN UNA SILLA DE ENEA CON UNA CAÑA DE VINO EN LA MANO... (foto:andaluciaimagen.com)


Los paseos por el río Guadalquivir, los momentos en las calles, las vivencias entre el barro, la fragua, el cante y las fiestas entre vecinos...

El embrujo de Triana, aquí se respiraba a otras épocas.
Dicen las viejas lenguas, que los vecinos se lanzaban a la calle para pasear y contemplar la belleza que tenía su barrio, otros lo hacían sentados en sus sillas de eneas a las puertas de sus casas. Cómo el Pali. Disfrutando de una buena caña de vino.

Sinceramente, os podéis imaginar por un momento vivir así. Yo, cuando voy 'debajo' de un paso siempre digo una cosita de las mías, lo veo todo en sepia... Disfruto cerrando los ojos y reviviendo todas aquellas historias que me han contado los mayores, todas esas cositas que a uno se le pone la piel de gallina cada vez que ha escuchado un maestro con lágrimas en los ojos añorando aquella vída que tenía junto a su familia y sus amigos.
Lo que más me ha llenado en mi corazón en aquellas conversaciónes, es que todo era humilde y sencillo.

Hoy, cerraré los ojos y volveré a verme sentado en una silla de enea con una caña de vino en la mano.

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