Contigo sueño esta tarde, una revelación en mis plegarias más intimas, donde los rincones escondidos de la Triana vieja ha sido el embrujo de un barrio...
Había llegado ese día que tanto había anhelado, una especie de “refugio” donde yo imagino los detalles, las cofradías, el arte de sentirme costalero de otras épocas.
Sueño con los corrales de Triana, sueño con los costaleros que salieron de allí, con las cofradías, lo capataces antiguos, con la Cava de Triana, con el puente de mis sueños, con sus calles y plazuelas... son como piezas de arquitectura popular de indudable imaginación.
En los corrales vivían vecinos de nivel social bajo o medio-bajo, eran personas humildes, pero con una peculiaridad que destaca en la humanidad, eran como familia, como en los pasos, por eso todos somos corraleros de las trabajaderas.
Inmemorian para los corrales de Triana... el 1 de la Encarna, el de Sanchez, la casa de la Virgen del Rocío, el de Herrera, el de la Encarnación, el de los Guardias, el de la Caridad, el del 90 de la calle San Jacinto, el de Barea, el de las Flores, el de los Fideos, el de la Rana, la Casa Grande de Alfarería, el del Naranjero...........
Nunca dejaré de soñar despierto de ser corralero.
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