Es nuestro rincón más entrañable, aquel donde nos sentimos mejor que nunca con nosotros mismos. Un lugar bajo los faldones donde nos sentimos más amigos que nunca. Llega el momento más dulce del costalero, donde nos espera grandes corrías, por derecho y de puro sentimiento. El crujir de la madera, descansando en la sambrana cada vez que arria el paso, donde buscamos al aguaor para que nos refresque la garganta, es el mundo de nosotros, los trabajadores de los pasos, los costaleros de antaño.
Me reclamaría como contador de mis cosas cuando me visto de faena, expreso mis secretos y misterios, mis grandezas y miserias.
Me gusta vestir con ropa que me recuerde a los hombres de Alfonso Borrero o Rafael Franco.
Tengo los sentimientos a flor de pie, tengo los bellos de punta, tengo el alma puesta en los cinco sentidos en lo que más me gusta, el lugar donde se fragua a los mejores amigos que tiene el camino de la vida.
Es lo que nos vamos a llevar dentro del corazón para toda la vida y me gusta sentirme así.
Ser costalero es un privilegio para mi y me siento muy orgulloso de ser Sevillano por los cuatro "costaos".
Os quiero amigos, nunca olvidéis que Dios creó el mundo y nosotros el arte de saber llevar las Cofradías.
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