Se va el año 2010, este que muchos sevillanos intentarán borrar de su memoria al ser el año en que el trabajo, el empleo y la familia en sí, han sufrido toda clase de vejaciones y encontronazos con la sinrazón.
Quedará en el recuerdo para todos un pregón calificado para algunos diferente, no clásico, pero si literario y con una voz prodigiosa de Barbeito.
Aquella agresión que sufrió Nuestro Gran Poder, que originó dolor a todos los Cofrades, y menos mal que ya todo se solucionó.
La Virgen de la Estrella y tó Triana en la calle por el 450 aniversario... al igual que La Virgen del Rosario de Montesión.
Las Vírgenes del Buen Fin y la Lanzada, por el bicentenario de su hechura.
La Virgen de Regla de los Panaderos fue Coronada con una expectación impresionante.
La Esperanza Macarena llegó hasta el Estadio Olímpico, arropada por miles de personas para estar presente junto con sus Monjitas de Santa Ángela de la Cruz, para ser Beatificada Madre María de la Purísima. Dejó unas imagenes de destellos de luz que jamas olvidaremos...
Las lágrimas nos dejaron rotos de dolor por la perdida de nuestro amigo Curro, un costalero, una persona que nunca olvidaremos y que siempre lo tendremos en nuestro corazón...
El Maestro del Martillo, D. Rafael Ariza Sanchez se fue a la cofradía del cielo, muchos Costaleros y amigos añoraremos su forma de ser y su manera de mandar los pasos.
Quisiera orar en voz alta y pedir que acabe la agonía de unos padres que no pueden, que no tienen fuerza para tira palante desgraciadamente, de aquellos que no pueden ofrecer un plato de comida diario a sus hijos, de los que ven como el paso del tiempo les ahoga lentamente en el tiempo perdido en una cola para solicitar un trabajo digno.
Un año lleno de emociones, alegrías y lamentos de dolor, un año 2010 que ya estará en nuestros más intimos RECUERDOS DE AZAHARES.
Os deseo de todo corazón un feliz año, que la salud y la alegría sea protagonista siempre en vosotros, junto a vuestras familias y amigos.
Mi Soberano os ayudará en el caminar de vuestros caminos.
Un fuerte abrazo.
Abraham Montes.
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